La personalidad determina, entre otras cosas, las tendencias en nuestro comportamiento. Los diagnósticos de aspectos de personalidad nos ayudan a poner en un marco de referencia las acciones observables y atribuirlas a un rasgo psicológico. Dentro de estas tendencias hay algunas que pueden considerarse “normales”; es decir, que nos comportamos según lo esperado dentro del contexto. Además, generan las consecuencias previsibles, esperadas y buscadas. Pero… ¿qué pasa cuando esas tendencias normales se van al límite? A esto es a lo que, con la mirada de Assessio, llamamos tendencias extremas, que nos hacen comportarnos de manera desadaptativa.

Tres cosas que debes saber de las tendencias extremas:

  1. Es muy probable que la mayoría de personas presente algún comportamiento extremo.
  2. Hay ciertas personas que tienen menos probabilidad de demostrar tendencias extremas.
  3. Son el resultado de la personalidad “normal” llevada al límite.

Hay 5 factores de la personalidad que, llevados a los extremos, nos llevan a comportarnos de manera contraproducente.

  1. Estabilidad Emocional: en el extremo inferior, este rasgo se convierte en Intensidad, que implica verse reactivo, angustiado e inseguro. Por el contrario, el extremo superior se vuelve Indiferencia, que representa la dificultad para admitir errores, aceptar la retroalimentación y empatizar con otras personas.
  2. Extraversión: en el extremo inferior la Extraversión se convierte en Distante, que hace referencia a verse frío, lejano y con dificultad para relacionarse. El extremo superior se convierte en Deshinibido, que implica ser dominante, dependiente y superficial.
  3. Apertura a la experiencia: en el extremo inferior se vuelve Conformidad, que quiere decir practicidad, dificultad para acoger nuevas ideas y convencionalismo al límite. El otro extremo es Excentricidad, que tiene que ver con el desconocimiento de límites, idealismo y poca practicidad.
  4. Conciencia: el extremo inferior es Impulsividad, que implica la dificultad para comprometerse con metas y tiempos, desorden y distracción. El extremo opuesto es Rigidez, que tiene que ver con la inflexibilidad, la cautela excesiva y el perfeccionismo.
  5. Agradabilidad: En su extremo inferior es Insensibilidad, que hace referencia a la indiferencia, el egoismo y la manipulación. En el el otro extremo está la Hipersensibilidad, que significa ingenuidad, inseguridad y dependencia.

¿De donde surgen los comportamientos extremos? Assessio ha identificado 5 elementos de los cuales pueden provenir estas tendencias:

  1. Pensamientos distorsionados sobre cómo debemos relacionarnos con otros.
  2. Expectativas poco realistas de cómo los demás deberían relacionarse con nosotros.
  3. Cuando dejamos de esforzarnos por dejar una buena imagen.
  4. Cuando estamos cansados, aburridos, abrumados o de mal humor.
  5. Cuando somos complacientes y bajamos la guardia.

Y en definitiva, ¿esto a dónde nos lleva? Las fallas en la autoconciencia hacen que las personas (que de otra manera son hábiles y talentosas) cometan errores, tengan un desempeño inferior o se descarrilen de sus objetivos profesionales. Así, los rasgos se vuelven “extremos” cuando generan dificultades interpersonales en una variedad de contextos laborales.

¿Ves cómo aspectos positivos de nuestra personalidad pueden convertirse en comportamientos contraproducentes que nos desvían de nuestros objetivos e intereses

Estos elementos tienen un profundo impacto en la productividad, el desempeño y el liderazgo. Hacer diagnósticos que evalúen la probabilidad de que alguna de estas tendencias se manifieste en candidatos o colaboradores haría la diferencia en la eficiencia de tus procesos de selección y desarrollo.

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